Y es que a veces se necesita un menos hablar y más actuar, ¿sabéis? Menos te quieros y más detalles. Pero también se necesita algo de mejor suerte, de dejar de caer en supuestos males de ojo que nos echa un ser superior. Que está claro que la vida es puta, pero es que nosotros nos la complicamos más aún, callándonos todo aquello que nos atormenta.
No nos atrevemos a decir lo que se nos pasa por nuestra cabecita alocada, esas pequeñas tonterías absurdas que, al igual que una minúscula bola de nieve en un día cualquiera de cualquier invierno, se va haciendo poco a poco más grande hasta que termina arrasando con todo lo que pilla a su paso.
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