Nos reímos. Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos marchar, prometiendo que hablaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo hablando, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de marchar, cuando después de que el ha marchado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdida. O mejor dicho, estás enamorada, lo que, en realidad, es un poco de lo mismo..
No hay comentarios:
Publicar un comentario